Jabón de caléndula.
Directamente, pese a que no quede
muy profesional, me permitiré decir que para mí la caléndula es … un “bombazo”
de planta. Por lo general depende de que planta hablemos, la podemos
aconsejar para un fin u otro, aquello en lo que sus beneficios “destaquen” por
decirlo de algún modo. No obstante, la caléndula me parece una planta tan
sumamente completa que no la podría recomendar para un uso exclusivo, si no que,
sería mi primera opción en el tratamiento de patologías muy diversas.
Derivado de la gran cantidad de
propiedades que nos aporta la caléndula( antisépticas, fungicidas, cicatrizantes, antiinflamatorias...), este jabón es ideal para personas con afecciones cutáneas , quemaduras , cortes o heridas en la piel y picaduras de insectos.
A su vez, la Caléndula es reconocida por su capacidad de retrasar
las formación de arrugas y suavizar la piel, por lo las pieles secas lo
agradecerán enormemente.
Al igual que el
jabón de manzanilla o lavanda, me parece un excelente recurso para el
empleo en niños o personas mayores dado que sus propiedades
dermoprotectoras nos aseguran el máximo cuidado en aquellas pieles que más
lo necesitan..
Una vez más a modo de precaución,
citaré aquellos casos en los que no se recomienda el empleo de la caléndula.
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No debe utilizarse ninguna de sus formas extractivas concentradas, ni en
periodo de embarazo o lactancia.
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La planta fresca puede producir dermatitis por contacto, por lo
que no aplicar sobre heridas abiertas (en este caso empleamos la
planta seca pero aún y así tener en cuenta esta información).
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